CRISTO RESUCITÓ. EN VERDAD RESUCITÓ
EL GRAN SÁBADO - SÁBADO SANTO
Se recuerda el entierro de Cristo, su descenso a los infiernos para proclamar la victoria sobre el mal y la liberación de las almas de los creyentes. El sábado es un día de descanso y expectación. Los sacerdotes cambian de ropas oscuras, negras, que visten durante la Semana Santa, a blancas, que simbolizan la victoria del bien sobre la muerte, el pecado y el diablo.
Recordamos el precio pagado por nuestra liberación de la muerte y la corrupción. Declaramos que Él, el preexistente Hijo divino del Padre, vino al mundo y a nuestra vida con un propósito: morir para que por medio de su muerte pudiéramos tener la vida, vivida en comunión eterna con la Santa Trinidad.
Al final de la Gran Semana, mientras viajamos con nuestro Señor hacia Su resurrección, escuchamos una vez más, en las palabras del Himno de la Entrada del Gran Sábado, una invitación a entrar en ese silencio: silencio que es esencial si vamos a asumir con verdadera fidelidad la lucha ascética que caracteriza nuestra entera “vida en Cristo”. Con ese silencio estemos en santo temor ante el Rey de reyes y Señor de señores. Durante unos momentos trasladémonos más allá de la superficialidad de nuestra existencia social y cultural: el ruido, la distracción y la inutilidad de nuestra rutina diaria.
CRISTO RESUCITÓ. EN VERDAD RESUCITÓ
TEL: 3008819790
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